Probablemente Warren Buffett, además de ser una de las personas más ricas del mundo, sea una de las que más artículos e informes empresariales haya leído a lo largo de sus 78 años (y los que le quedan).
Intentando emular a este maestro del análisis fundamental, todas las semanas selecciono una compañía que, por algún motivo, me llame la atención. A continuación reviso su última memoria anual y leo varios artículos y análisis relacionados con la misma.
Una de las partes más interesantes del estudio de los fundamentales de una empresa (y que, en muchas ocasiones, no se tiene en cuenta) es el análisis de su organigrama de consejeros y directivos. Observando estos esquemas, es fácil averiguar cosas que se nos escaparían si nos limitásemos a leer el balance de situación o la memoria anual. Por ejemplo, estudiando la composición del máximo órgano de gobierno de una sociedad, podemos descubrir quién controla realmente la empresa, independientemente de su estructura accionarial.
Tras haber analizado un buen número de organigramas empresariales he caído en la cuenta de que, en casi todas las sociedades, siguen cometiendo el error de utilizar expresiones del tipo: “Dirección de Recursos Humanos”, “Área de Recursos Humanos” o “Responsable de Recursos Humanos”. Esta forma de referirse a una de las partes más importantes de las compañías es, en mi opinión, totalmente contrario a las nuevas corrientes de gestión empresarial. ¿Acaso en alguna empresa tienen un Director de Recursos Animales o Responsable de Recursos Materiales?
Con estas afirmaciones no sólo estoy sugiriendo un cambio de nomenclatura, sino un cambio de mentalidad. Estoy convencido de que todavía hay directivos que piensan que estamos en tiempos del Imperio Romano, donde la mayor parte del trabajo la realizaban los esclavos. En aquella época sí tenía sentido hablar de recursos humanos o recursos animales: que llega la época de recolección de la cosecha y se necesitan más recursos. ¡No pasa nada! Traemos 20 bueyes y 300 esclavos más y problema resuelto.
Hace unos días leí en el suplemento Negocios del diario El País una entrevista a Patricia Mir, Directora de personas y valores del Grupo Intercom. En la misma, podemos encontrar frases tan inteligentes como la siguiente:
..."es importante cuidar el lenguaje y llamar a las cosas por su nombre. Dado que somos seres humanos y no recursos, no creemos en la nomenclatura “dirección de recursos humanos”. Además, cuando tratas a las personas como recursos acaban haciendo solamente aquello por lo que han sido contratadas, sin aportar valor añadido".
De la lectura de este excelente artículo, se puede concluir que, para que una empresa sea altamente productiva, debe proporcionar un entorno laboral con las siguientes características:
- Ausencia de control férreo del trabajador. Las personas no van ser más productivas o trabajar de forma más eficiente por el simple hecho de tener a un policía detrás. Por ejemplo, en un ambiente tan controlado como un aula de colegio, podemos encontrar alumnos que se esfuerzan por aprender mientras que otros se dedican a hacer caricaturas. En resumen, la existencia de mecanismos de vigilancia de los trabajadores no asegura un trabajo bien hecho.
- Flexibilidad. Debemos desterrar de nuestro sistema empresarial el modelo presentista. Como en el ejemplo anterior, tener el culo pegado al asiento y los codos encima del pupitre no garantiza que un alumno esté aprovechando bien el tiempo. De este modo, siempre que sea posible, se debe dar al empleado la capacidad de elegir dónde desea realizar su trabajo, con el objeto de aumentar su productividad.
- Un ambiente sano y agradable, ofreciendo al trabajador todo aquello que necesite para realizar su actividad de la forma más competitiva.
No obstante, para conseguir que estas medidas laborales sean efectivas, es imprescindible que la empresa cuente con personas con el siguiente perfil:
- Responsable y maduro. La responsabilidad personal y la madurez de los trabajadores son factores fundamentales para conseguir niveles elevados de productividad. Un empleado debe saber que sus actos tienen consecuencias. De este modo, se le premiará por sus aciertos y se le pedirán explicaciones por sus errores.
- Proactivo. Al mismo tiempo, se debe dar libertad a las personas para que trabajen de forma proactiva, es decir, tomando decisiones sin esperar a que alguien venga a decirle lo que tiene que hacer. No os imagináis la cantidad de oportunidades de negocio que pierden las empresas por culpa de la cuadratura mental (todo se tiene que hacer como dice el manual y, si no está en el manual, no se puede hacer). Todavía me acuerdo de una entrada que leí hace tiempo en en la página web http://www.ungatonipon.com/, en la que se narraba una situación totalmente surrealista por la que tuvo que pasar una chica que quería hacer algo tan simple como abrirse una cuenta bancaria en Japón.
Evidentemente, si las empresas fallan en los procesos de selección (o no se los toman en serio) y terminan contratando personas irresponsables, inmaduras y poco proactivas, no pueden pretender estar entre las compañías más productivas.
Para terminar me gustaría resaltar una frase de Patricia Mir, incluida en la entrevista antes citada, que resume perfectamente la idea que pretendo transmitir:
“No queremos esclavos, sino gente responsable y libre”
Enlaces y referencias:
- Warren Buffett. Wikipedia
- Análisis Fundamental. Wikipedia
- “No queremos esclavos, sino gente responsable”. Entrevista a Patricia Mir en el suplemento de Negocios de El País, 06/09/2009
- Signs of an Healty Work Environment, www.medi-smart.com, vía www.twitter.com/enladiana
- La cuadratura mental de los japoneses, www.ungatonipon.com
Imagen:
- “I DRINK YOUR MILKSHAKE”, by Dave Makes, under CC. license, some rights reserved