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lunes, 18 de enero de 2010

Viajar por viajar (o cómo despilfarrar el dinero en las empresas)

Terencio Ramírez no podía estar más contento en su trabajo. Hace un par de meses había sido promovido al puesto de Manager de Operaciones para el sur de Europa, con base en Barcelona. Su empresa, una multinacional con presencia en más de 30 países, había apostado claramente por él. Como ahora era muy importante, le habían dado un portátil nuevo, una Blackberry y un block de cheque-comida, entre otras prebendas.

Una soleada tarde de invierno estaba Terencio tan tranquilo en su oficina cuando, de repente, recibió una llamada de Klaus VonTrinken, el “Really Important European Coordinator of Managers”. Con carismática voz, similar a la de Pedro Piqueras pero en inglés, este jefazo comunicó a nuestro protagonista que había surgido un imprevisto y tenía que viajar cuanto antes al cuartel general, emplazado en Baden-Baden.

¿Qué habrá pasado?, se preguntaba Terencio ¿habrá caído un rayo en la central de data-store? ¿habrá fallecido McArra, el anciano Manager de Operaciones USA y querían ofrecerle su puesto? ¿Tal vez necesitaban escuchar su experta opinión antes de tomar una decisión de alcance mundial?

La realidad es que Klaus acababa de sufrir una de sus frecuentes crisis de liderazgo. En estos casos, para reafirmar su indiscutible autoridad, solía recurrir al viejo truco de llamar a su presencia a alguno de los mandos intermedios de la empresa. De este modo, todos veían quién era el que dirigía el cotarro.

El caso es que Terencio dejó todo lo que estaba haciendo para ponerse a buscar el primer vuelo disponible para Baden-Baden. El billete más barato de ida y vuelta para el día siguiente costaba la friolera de 980€. Asustado, envió un email al susodicho jefazo, proponiendo retrasar la reunión, con el fin de encontrar un viaje más barato.   

La contestación no se hizo esperar. En menos de cinco minutos recibió un e-mail de VonTrinken con el siguiente subject: Take the first flight (es decir, vente cagando leches). No cabía duda. Su presencia en Baden-Baden era fundamental para el devenir de la compañía. Tras hacer la reserva pensó, henchido de orgullo, que por fin había entrado en el selecto grupo de ejecutivos que dedicaban la mayor parte de su tiempo a viajar por todo el mundo, reuniéndose con directivos de primer nivel. Lo que no sospechaba es que, en realidad, se había convertido en una marioneta en manos de un cacique al que no le importaba malgastar el dinero de su compañía, con tal de reafirmar su poderío, a ojos de los demás empleados.

Este cuento está inspirado en una de las anécdotas que se contaron durante una de las típicas cenas de Navidad. Tras los postres, uno de mis mejores amigos hizo las delicias de los presentes, narrándonos las correrías de uno de sus jefecillos (coordinador a nivel europeo). Entre otras cosas, este señorito de las altas esferas directivas gastaba enormes cantidades de dinero haciendo viajar constantemente a sus colaboradores por todo el Viejo Continente, con las excusas más peregrinas. La razón de tanto viaje se debía a que, de este modo, se sentía tan poderoso como un reyezuelo medieval, mandando de un lado a otro a sus súbditos por puro capricho.

Tras relatarnos una extensa colección de pillerías perpetradas por este ejecutivo de tres al cuarto, mi amigo nos confesó que su último viaje “last minute” le había costado a su empresa la friolera de casi 1.000€ (un vuelo entre dos capitales europeas, en clase turista). Lo más increíble es que, al regresar a España, estaba totalmente convencido de que la reunión a la que había asistido asistió para tratar ese problema “tan urgente” se podría haber celebrado por video conferencia, ahorrándole un dineral a su compañía.

Personajes como el de este cuento abundan, sobre todo, en las corporaciones multinacionales. Con su alegría a la hora de gastar el presupuesto de los departamentos que dirigen, contribuyen a disparar los costes de sus empresas llevándolas, en muchas ocasiones, a soportar cuantiosas pérdidas. Todavía no acabo de explicarme por qué hay tantos directivos adictos a los viajes en avión, a las comiditas en restaurantes pijos y a las reuniones de team-building en lugares exóticos. Me imagino que en este mundillo de jerifaltes, cuanto más se va de acá para allá y más se gasta en farras corporativas más papeletas se tienen para formar parte de la siguiente hornada de ascensos. ¿Por qué los accionistas (legítimos dueños de las empresas) dejan que estos tipejos les roben su dinero sólo para satisfacer sus ansias de destacar sobre los demás?

En mi opinión, las grandes compañías tendrían que establecer departamentos de inspección de gastos “de representación”, con el objeto de atar en corto a los ejecutivos con excesiva afición a tirar de la Master Card corporativa.

Lamentablemente, en muchas ocasiones, los primeros interesados en que no se conozcan sus caprichitos (pagados con el dinero de la empresa) son los propios miembros del consejo de administración y de la junta directiva.

Imagen:
"Plane landing against the Manhattan skyline" by John Wardell (Netinho), under CC. license, some rights reserved

jueves, 9 de julio de 2009

Rebélate contra las altas retribuciones de los superdirectivos

Hoy quiero proponerte un ejercicio práctico. Coge un periódico (de los serios) y ábrelo por la sección de Economía. Seguro que encuentras alguna noticia que cuenta que el consejero delegado o el presidente de la empresa tal o cual acaba de recibir una pasta por su brillante gestión. ¡Con la que está cayendo! Me imagino que te resultará sorprendente ver cómo los Consejos de Administración aprueban sueldos millonarios para la alta dirección en los tiempos que corren. Pero lo que ya no tiene ninguna explicación es por qué esos acuerdos tan humillantes para los accionistas se ratifican en las Juntas Anuales (me refiero, claro está, a compañías donde la directiva no tiene la mayoría de las acciones).

Esta situación exige una revolución del accionariado contra las dietas, blindajes, compensaciones por cese y otras prebendas que disfruta la alta dirección de las empresas cotizadas en Bolsa. Parece que el accionista se ha olvidado de que es dueño de una parte proporcional de la compañía y que, cuando se incrementan las ganancias de la dirección, disminuyen las suyas. Cuando adquirimos un producto en un comercio comprobamos si el dependiente nos está dando bien las vueltas ¿entonces por qué permitimos que una parte importante de nuestro dinero se lo lleven cuatro dirigentes con sueldos inmorales?

Estos salarios de escándalo encuentran parte de su justificación en la idea de que los directivos generan grandes ingresos con su trabajo. Sinceramente, no me creo que la labor de un Consejero Delegado merezca una recompensa de 9,6 millones de euros (el equivalente a 320 sueldos de 30.000€). Otra cosa es que el directivo compre acciones de la compañía para la que trabaja, recibiendo parte de su remuneración vía dividendos. Por cierto, he dicho “el directivo compre” no que al directivo “le regalen”. Otra vía de pago son las stock options, una excelente fórmula retributiva si se utilizan de forma racional pero un veneno si se reparten alegremente.

Otro rollo patatero que nos cuentan para justificar las elevadas remuneraciones de los mandamases es que, para retener a los mejores, hay que pagarles una millonada. Este argumento es totalmente indefendible. Por ejemplo, el sueldo del Presidente del Tribunal Supremo de España es de menos de 170.000€ anuales y, cada vez que queda vacante dicho puesto, no faltan aspirantes. Estarás de acuerdo conmigo en que no puede decirse que los candidatos a presidir tan alta institución sean personas con un bajo nivel de formación o con poca experiencia profesional (vamos, que se encuentran entre los mejores juristas).

Como se entere José Manuel Entrecanales de lo que pagan en el Tribunal Supremo le da un pasmo. Según Cinco Días, en marzo de 2009, a este superdirectivo le echaron de Endesa con una compensación de 9,6 millones de eurillos tras haber dirigido dicha empresa durante ¡un año y medio!. Por cierto, esta noticia se la tenían bien calladita los de “la eléctrica”. Nos hemos enterado gracias las “fuentes solventes” a las que ha tenido acceso el periódico antes citado. ¿Porqué ocultaron esta noticia a los accionistas?

Para tratar de camuflar este atentado perpetrado por José Manuel contra los intereses de los accionistas, se les ha ocurrido una idea brillante: poner en marcha la eficaz maquinaria de las relaciones públicas. El truco publicitario con el que pretenden beatificar a este mago del mundo empresarial es una muestra del mejor ingenio: se va a donar la indemnización a una fundación dedicada al fomento del desarrollo sostenible. ¡Qué curioso ésto de las fundaciones! ¿Por qué todos quieren tener una? Resumiendo, se ha creado una nueva fundación ad-hoc, con el fin de maquillar una bochornosa indemnización. Por cierto, en el artículo de Cinco Días se nos informa de que, además de Entrecanales, se marchan por la puerta grande (y con los bolsillos llenos) un buen grupito de ex-directivos.

¡Que no nos cuenten historias! El dinero de Entrecanales y sus colegas es de los accionistas. Que se le entregue a éstos y ya decidirán si lo donan a una fundación de fomento de la petanca o a una defensora de inversores abandonados. Por otro lado, como a fecha de hoy la fundación “en potencia” todavía no tiene nombre (su inscripción no consta en el registro oficial de la Administración) me permito proponer un par de ellos: “Fundación Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como” o “I love Endesa – José Manuel's Foundation”. Me imagino que los más de nueve millones de euros de capital servirán para contratar a personas de renombre en el campo del desarrollo sostenible, pagar muchos cócteles y saraos, así como para contribuir al engrandecimiento de la industria nacional.

En fin. Hay que mimar a los mejores para que no se vayan. ¡Menuda majadería! Sirva como ejemplo el caso de Warren Buffett. Cobra unos 100.000 dólares al año (y me imagino que le sobra algo para ahorrar). Vive en la misma casa que compró hace 50 años y viste ropa más barata que la mayoría de los estudiantes que acuden a sus charlas. Con esta remuneración y su estilo de vida, nadie diría que se trata de una de las personas más ricas del mundo, con una fortuna personal de unos 40.000 millones de dólares. La única concesión que concede al lujo es el jet de la compañía que utiliza para ahorrar tiempo en sus desplazamientos pues, a sus 78 años, se considera una persona muy ocupada.

Os dejo con un par de vídeos de Warren en los que da una charla a estudiantes de un MBA de la Universidad de Florida. Está en inglés subtitulado en español y forma parte de una serie de nueve. Recomiendo especialmente que veáis los 7 primeros minutos del primer vídeo y el segundo vídeo a partir del minuto 7,45.






Referencias:

- “El sueldo más alto de España: Saenz, CEO de Santander, percibió 9,6 millones en 2007”. Cotizalia, 20 de abril de 2008.
- Boletín oficial del Estado 03-01.2009.
- “Entrecanales recibe 9,6 millones de indemnización por 18 meses en Endesa”, Cinco Días, Carmen Monforte, 30-06-09.
- Warren Buffett, Wikipedia.

Fotos:

- “Endesa Generación – San Roque” by roberto(C)pecino, bajo licencia CC, algunos derechos reservados.
- “Apagada Barcelona – I love Endesa” by apagada barcelona07, bajo licencia CC, algunos derechos reservados.

Vídeos:

- Charla de Warren Buffett en el MBA de la Universidad de Florida (1)
- Charla de Warren Buffett en el MBA de la Universidad de Florida (2)
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